sábado, 14 de febrero de 2009

RÍOS



La relación entre los ríos y la literatura universal es prolífica. Unos ejemplos en la poesía:


Antonio Machado:

"El Duero cruza el corazón de roble

de Iberia y de Castilla..."

El río que se incrusta en el bello paisaje castellano, sirve de transición, de camino en las tierras que el poeta describe.


Jorge Manrique:

"Nuestras vidas son los ríos

que van a dar en la mar

que es el morir..."

El río como imagen de la vida que transcurre hasta el fatídico día de la muerte.


Francisco de Quevedo:

"Llorando está el Manzanares,

al instante que lo digo,

por los ojos de su puente,

pocas hebras hilo a hilo

cuando por ojos de agujas

pudiera enhebrar lo mismo,

como arroyo vergonzante, vocablo sin ejercicio..."

Aquí describe al río de la capital de España y su escaso curso que en verano, debido a la sequía, casi desaparece. Se mofa de él.


Pedro Salinas:

"...el río seguro canta

los imposibles posibles,

de onda en onda las promesas

de las dichas desatadas".

Gracias al río el poeta comenta estados de ánimo, vivencias, desdichas.



Federico García Lorca:

"El río Guadalaquivir

va entre naranjos y olivos,

los dos ríos de Granada

bajan de la nieve al trigo..."

En este poema de gran belleza, el poeta dedica sus versos a los ríos Guadalquivir y Genil.



Lope de Vega:

"Mísero Manzanares, ¿no te basta

todo el año sufrir tanta fregona...."

El insigne autor al igual que Quevedo hace chanza y mofa del pobre y "desvalido" río Manzanares.


Cervantes:

"Puedes, famoso Betis dignamente

al Mincio, al Arno, al Tiber aventajarte

y alzar contento la sagrada frente

y en nuevos y anchos senos dilatarte..."

Con sus versos, Cervantes compara al guadalquivir con los mas famosos ríos de la antigüedad.


También la prosa se hace eco de los ríos en multitud de ocasiones. Desde Agatha Christie que sitúa al Nilo como lugar donde se desarrolla toda la trama de su novela "Muerte en el Nilo", a Rosalía de Castro que utiliza al río Sar como símbolo de la esperanza. De Mark Twain que sitúa gran parte de sus novelas en el entorno del río Mississípi, como por ejemplo en la novela "Vida en el Mississípi". A Rafael Sánchez Ferlosio que, en su novela "El Jarama", usa al mismo como localización física así como de contraste entre la ciudad y su superficialidad y la naturaleza y su realidad auténtica.


Sólo hay que "rascar" un poco en la superficie de la literatura universal para encontrar muchísimos más ejemplos.

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