TRABAJO REALIZADO BAJO la dirección de V. Brinkmann, sobre una serie de piezas escultóricas griegas y romanas, en la Gliptoteca de Múnich, en la Ny Carlsberg de Copenhague y en los Museos Vaticanos: tratar de reproducir la policromía de las estatuas antiguas basándose en los mínimos restos de pintura que quedan sobre ellas, y en testimonios materiales indirectos.
AL ESPECTADOR EDUCADO en los valores estéticos del Renacimiento le produce escalofríos pensar que la exquisita superficie pulimentada del mármol estaba destinada a recibir una capa de pintura mezclada con cera para que se mostrara más real, y que esas figuras aparecían engalanadas con ropajes coloristas, llenos de bordados y ornamentos.
PERO LA ESCULTURA griega se policromaba, como la egipcia, como la del Próximo Oriente, como luego la medieval.
CUANDO PENSEMOS EN la Acrópolis, debemos imaginar que los edificios tenían relieves y estatuas que se pintaban y adornaban.
WINCKELMANN AFIRMÓ EN 1764 que un cuerpo hermoso lo era más cuanto más blanco, y que lo de pintar el mármol y la piedra era una costumbre bárbara.
NO OBSTANTE, SE desconoce el tratamiento de sombras y volúmenes aplicado por los pintores de estatuas. Por ello Brinkmann aplica a sus modelos coloraciones uniformes.
EN LOS RELIEVES, el fondo en rojo o, más tarde, en azul servía de gran ayuda para interpretar los programas iconográficos desde una cierta distancia, así como, por ejemplo, la procesión de jinetes del Partenón organizada en distintos planos, y además para hacer más legibles los nombres que se escribían ocasionalmente junto a los personajes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario