Según Marcel Griaule, el sentido religioso de las imágenes está demostrado. La propensión al dibujo y a la pintura se remontan a altas épocas en el arte africano. La profusión de grabados y pinturas tanto en el desierto sahariano, como en el este africano o en África del Sur así lo demuestra. Algunos sudaneses celebran ritos en que las pinturas y los signos rupestres tienen un lugar primordial, los Keita del país Mandingo proceden a actos comparables. Estos ejemplos son sólo dos de los muchos que se pueden verificar.
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