viernes, 20 de marzo de 2009

LIBRO DEL BUEN AMOR



Decía el Arcipreste de Hita:


"En general, a todos dedico mi escritura;

los cuerdos, con buen seso, encontrarán cordura;

los mancebos livianos guárdense de locura;

escoja lo mejor el de buena ventura.



Apenas tenemos detalle de su escritor. Con ciencia cierta no sabemos quién era. Se supone que nació en Alcalá de Henares. Se conjetura que pasó preso un tiempo. Detalles biográficos al fin y al cabo. Pero tenemos su obra. Una exquisita obra escrita en pleno siglo XIV cuando Castilla, Aragón y los musulmanes ya muy reducidos en su ámbito geográfico, se repartían las tierras de la Península Ibérica. Versos escritos con llaneza, pero con un arte, una gracia diría casi exuberantes. Curiosa antítesis. Un libro escrito de forma que cualquiera pueda acercarse a él y disfrutarlo. Se puede reir, gozar con las andanzas vividas. Es un maestro, que con un castellano aún en formación, elige los términos con la maestría de los cultos para que sea entendido por cualquiera (que supiera leer en esa época, lo cual hay que decir no eran demasiados), pero que no ha perdido un ápice de frescura en el transcurrir de los siglos. Obra, en fin, completa tanto en sus temas (religión, amor, vida, muerte, enseñanza), como en su léxico. Una obra doctrinal, si por ello entendemos aquella que nos adoctrina, que nos lleva por la senda correcta del saber, que nos descubre bajo el aparente velo de la frivolidad una enseñanza más profunda. Como diría yo mismo en un día rebuscado, un loquenosedebehacerparaquehagamoslocontrario. En fin un deleite para el intelecto.


"Una falta le hallo al Amor poderoso

la cual a vos, señoras, descubrirla no oso;

pero no me toméis por decidor medroso,

aquí está: que el amor es un gran mentiroso."

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