martes, 2 de diciembre de 2008

WINCKELMANN



NOTAS TOMADAS DE las "Observaciones sobre la pintura de los antiguos" que forman parte de la "Historia del arte en la antigüedad" de Winckelmann. Versan sobre el arte en Egipto, Grecia, Etruria, Roma, etc.

LA SITUACIÓN DE Egipto nos inclina casi a creer que la Naturaleza le había destinado a formar un Estado monárquico indivisible y poderoso, regado por un solo y gran río, y cuyos límites eran, al Norte, el mar, y a los otros extremos, altas montañas e inmensos desiertos. El Nilo y lo llano del país se oponen a todo reparto, y por ello Egipto ha gozado más que cualquier otro país de las ventajas de la paz, tan propicias para la aparición y desarrollo de las artes. Por el contrario, Grecia, dividida por la Naturaleza en una infinidad de islas, penínsulas, montañas, ríos, contaba antiguamente con tantos reyes como ciudades, lo que hacía surgir continuas disensiones internas y guerras frecuentes, impidiéndose el aumento de población y todo progreso en las artes de imitación; por ello se concibe fácilmente que el arte ha florecido más tarde entre los griegos que entre los egipcios.

ENTRE LOS LACEDEMONIOS, los arcaicos simulacros de Cástor y Pólux tenían la forma de dos trozos de madera paralelos, unidos por dos varillas de enlace, y esta antigua figura se ha conservado hasta nuestros días en el signo "pi" (mayúscula) con el que son designados estos gemelos en el Zodíaco.

PAUSANIAS NOS DICE que los habitantes de Delos pretendían que el Nilo, pasando bajo el mar, surgía de las fuentes del Inope, río que baña esta isla.

CARÁCTER SOMBRÍO DE los egipcios: fue la melancolía característica de este país la que produjo los primeros eremitas. Se ha dicho que, hacia el final del siglo IV, únicamente en el bajo Egipto existían más de setenta mil anacoretas. Este fondo de melancolía fue la causa de que los egipcios hubiesen de ser sometidos a leyes severas, siendo además incapaces de vivir sin un rey fuerte. Es quizá por esta razón por lo que Homero llama a este país "el amargo Egipto".

EL RESPETO QUE se sentía hacia los muertos no habría permitido jamás la disección de sus cuerpos: les faltaba, a los artistas griegos, el esencial conocimiento de la anatomía (¡), que se limitaba a las partes interiores o intestinos. Según dice Diodoro de Sicilia, se consideraba como un asesinato una simple incisión sobre un cadáver (¡). De ahí viene que el "parasjista", como llamaban los griegos al que hacía una incisión lateral al muerto para embalsamarle, se veía obligado a huir inmediatamente después de la operación para evitar el ser apedreado por los parientes y criados del muerto (¡).

CUANDO HERODOTO DENOMINA a las esfinges egipcias "andrósfinges", quiere expresar la reunión de los dos sexos: por delante hembras con cabeza de mujer, y por detrás machos con partes viriles bien manifiestas.

SEGÚN HERODOTO, LOS hombres egipcios llevaban de ordinario la cabeza descubierta, costumbre contraria a la de los persas; de hecho, mucho tiempo después de una batalla se distinguían los cráneos de los egipcios de los de los persas por su extrema dureza.

LA CABEZA DE Serapis está cubierta con un medio celemín, tocado al que los árabes han dado el nombre de "kankal", es decir, "celemín", para designar al que llevaban los antiguos reyes persas.

ALGUIEN HA LLEGADO a decir que la palabra "kynos" ("perro") está en la etimología de "kyné" ("casco"), ya que los más antiguos egipcios podían hacerlos con la piel de una cabeza de perro.

LOS EGIPCIOS ADORABAN al Sol bajo la figura de Harpócrates, representado a dicho sol con una cabeza afeitada con la excepción de un mechón de pelo colocado sobre la sien derecha.

HABÍA UN JÚPITER "apomyos", o "muscarius", en que la cabeza del dios está representada en forma de mosca; las dos alas sustituyen a la barba; y sobre la frente, en vez de pelo, está la cabeza del insecto.

EL SOMBRERO EN Apolo hace alusión, sin duda alguna, a la condición de pastor de este dios bajo el poder del rey Admeto.

BROCAL = TORRECILLA DE pozo = "bocca di pozzo".

LAS PÁTERAS ETRUSCAS (vasos de sacrificio), cuando llevaban labrada la planta "filix" (nuestro helecho) se llamaban "paterae filicatae"; si hiedra, "heredatae". Estos labrados eran llamados por los griegos "kataglyfa".

A TAL GRADO alcanzó la estima que los griegos sentían por la belleza, que las lacedemonias solían tener en sus dormitorios estatuas de Nireo, de Narciso, de Jacinto o de Cástor y Pólux (en la imagen superior), con la supersticiosa intención de tener hijos hermosos. Dión Crisóstomo se queja de que, en tiempos de Trajano, no se prestase ya gran atención a la belleza masculina, siendo ello una de las causas de la decadencia del arte en tal época.

ENTRE LOS ROMANOS los ejercicios corporales servían, como entre los griegos, para abrir el camino en la estimación de las gentes. Papirio Cursor, que vengó a los romanos de la ofensa sufrida por éstos cuando los samnitas los hicieron pasar por las famosas "horcas caudinas", llevaba su mote por "corredor" ("cursor"), nombre que Homero también daba a Aquiles.

LA MÁS ALTA gloria en toda la nación era, para los griegos, conseguir la victoria en los juegos olímpicos. Las personas que vencían en estos juegos no tenían ya que preocuparse de su suerte futura, pues durante toda su vida eran mantenidos a expensas del erario público, y a su muerte se les hacían funerales magníficos.

WINCKELMANN SE REFIERE a una extraña estatua de un "hondero". Los poetas griegos nunca hicieron referencia a la onda de ninguno de sus héroes, y era muy rara especialización en los ejércitos helenos, como soldados de inferior categoría que, además, no llevaban armas defensivas (escudos), como les pasaba a los arqueros. Lo mismo sucedía entre los romanos: cuando se quería castigar o degradar a un soldado de caballería o infantería, se le enviaba con los honderos. Por tanto, la única posibilidad es que la extraña estatua se refiera a un personaje excepcional de la Antigüedad, el etolio Pirecmes, quien al regreso de los Heráclidas al Peloponeso libró un singular combate, según Pausanias.

EN GRECIA, LA consagración casi exclusiva de las estatuas a las divinidades y a los héroes deportivos hizo que el arte conservarse todo su prestigio y grandeza, inspirando al pueblo un gran respeto.

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