LAS CASTAS INDIAS son grupos de filiación cerrados, endógamos (a veces, exógamos) y estratificados. La jerarquía de castas es parte integral del hinduismo. Es cuestión de convicción religiosa que no todas las personas son iguales desde un punto de vista espiritual, y que los dioses han establecido tal jerarquía. Según los Himnos del Rigveda, los cuatro “varnas” o grados del ser se corresponden con las partes físicas del Purusa, cuya desmembración dio origen a la raza humana: su boca se convirtió en los “brahmanes” (sacerdotes, como el de la foto), sus brazos en los “kshatriyas” (guerreros), sus muslos en los “vaishayas” (comerciantes y artesanos), y sus pies en los “shudras” (criados). Según el hinduismo, el varna de un individuo está determinado por filiación, es decir, corresponde al varna de sus padres biológicos y es inalterable durante toda su vida. La base de la moral hindú es la idea de que cada varna tiene sus propias reglas de conducta, o “senda del deber” (“dharma”). Con la muerte corporal, el alma afronta su destino en forma de transmigración a un ser inferior o superior (“karma”). Quienes sigan la “senda del deber”, se encontrarán en un punto más alto del cuerpo del Purusa en su siguiente reencarnación. La desviación provocará un descenso al rango de paria o incluso al de animal. Uno de los aspectos más importantes de la “senda del deber” es la práctica de ciertos tabúes: el matrimonio con persona de varna inferior se considera impuro y contaminador; también lo es aceptar alimentos cocinados o tocados por personas de varna inferior; y el simple contacto corporal entre un brahmán y un sudra está prohibido. En algunas partes de la India, no sólo había “intocables”, sino también “invisibles”: gentes que únicamente podían salir por la noche. Pero en la práctica, más que el varna, lo que rige en las unidades endógamas son los millares de subdivisiones internamente estratificadas llamadas “jatis” (o subcastas), que además varían mucho según tradiciones regionales e incluso locales, hasta el punto de tener dialectos diferentes, reglas de filiación y matrimonio distintas, cultos a dioses múltiples, consumos de alimentos disímiles e, incluso, diferencias raciales casi más acentuadas que la existente entre blancos y negros norteamericanos…
ALGUNOS ESTUDIOSOS TENÍAN la teoría, hoy en progresivo desuso, de que el sistema de castas y subcastas garantizaba a sus miembros los medios básicos de subsistencia y seguridad en el empleo; impedía abusos de las castas superiores porque se daban cuenta de que dependían de las inferiores; incluso posibilitaba las ayudas de los superiores a los inferiores en momentos de crisis (mediante alimentos o dinero). Según estos teóricos, los inferiores no se ofenderían por ser considerados contaminantes e impuros, y carecerían de interés en modificar su status. Pero la teoría se parece a la que mantenían ciertos blancos estadounidenses del siglo XIX respecto a los esclavos negros (la Biblia justificaba la esclavitud, los esclavos estaban bien tratados, eran felices y no querían progresar…). En realidad, los hindúes superiores no ayudan a los inferiores, y estos tratan de progresar tan pronto como pueden; y sólo un pequeño porcentaje tienen asegurado su empleo por vía hereditaria.
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