lunes, 30 de junio de 2008

SANTOS

"LA MEDITACIÓN DE san Juan Bautista", por El Bosco, en el museo de la Fundación Lázaro Galdiano.

JUAN: CON FRECUENCIA se representa juntos a los dos Juanes, el "Precursor" ("Pródromos"), último profeta y primer santo, con la espada que le decapitó y el cordero como premonición de la Crucifixión; y el "Evangelista", con el águila, discípulo amado, suele llevar un manto rojo, reposa su cabeza sobre Jesús, y con mucha frecuencia (cuando se le representa solo), porta en sus manos una copa, de la que sale un dragón, en alusión al veneno que tuvo que beber para demostrar la verdad de su doctrina.Se les representa juntos porque ambos simbolizan el silencio y la ascesis. El "Bautista" parece que incluso tuvo seguidores que compitieron con los de Jesús no sólo antes de la muerte de ambos, sino también después; lleva una cruz de cañas que Jesús niño quiere quitarle mientras la Virgen lo impide (cuadro de Fran Bartolommeo en el Getty, h. 1509). Como detalle pintoresco de la escultura flamenca, se representa al Precursor con piel de camello cuya cabeza arrastra a sus pies. La quema de sus restos se consideraba un segundo martirio en la Edad Media, y fue después de que siguieran haciendo milagros tras Juliano el Apóstata ordenar diseminarlos por el campo. La quema se celebraba el mismo día de la decapitación. El padre del Precursor, Zacarías, fue asesinado en el templo. Isabel esconde a Juan en una cueva del desierto (el desierto florido como imagen de la pujanza de la vida de Jesús). Por la Puerta de Oro se accedía al "sanctasanctórum"; y la casa de Zacarías se representa muy rica por el bienestar de la clase sacerdotal. El ángel dejó mudo a Zacarías y le ordenó llamar Juan a su hijo; el mudo escribe el nombre en una tabla. Profecía de Juan: "Ya está el hacha contra la raíz de los árboles" (según Isaías), y la imagen del árbol con un hacha es símbolo del Precursor. La cabeza de Juan reapareció tres veces: la encuentran enterrada en una cueva del Monte de los Olivos; luego es escondida durante una persecución y reaparece en 452 d.C. cerca de la ciudad siria de Emesa; y tras ser trasladada a Constantinopla (donde es adorada como cabeza de "gigante" por el Emperador y el metropolita), se esconde durante el conflicto iconoclasta y reaparece, por tercera vez, en 850.

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