miércoles, 9 de noviembre de 2011

ARTE BIZANTINO




SACO ALGUNAS NOTAS de "Los orígenes de la estética medieval", ensayo de André Grabar.


DICE GRABAR QUE el arte bizantino pertenece a la vez a la Antigüedad (Baja Antigüedad) y a la Edad Media. Pasa como con las lenguas: las palabras cultas, los giros de antaño siguen circulando mucho tiempo y no ceden sino tardíamente a la invasión de las lenguas vulgares.


TEMAS DÍFICILES ABORDADOS por el arte bizantino: la figura humana cubierta con drapeados; el juego de poses que explican un sentimiento o un acontecimiento; los retratos de individuos; los sucesos históricos y especialmente los de la historia providencial según las Sagradas Escrituras; la visión de Dios y la presencia de su Gracia. Pero hay que tener en cuenta que, o el espectador tiene un nivel elevado de cultura y de formación técnica, o bien hay que facilitarle algunos signos especiales y sencillos, como por ejemplo el disco o nube de luz que enmarca las visiones teofánicas.


LOS BIZANTINOS TENÍAN la sensación de que no se mantenían lo suficientemente fieles al glorioso pasado clásico, y por ello, en cuanto tienen ocasión, retornan a la imitación directa de los modelos de los primeros siglos.


CÓMO RESOLVER LA situación paradójica de "hacer ver lo invisible", lo Inteligible, el "Nous" entendido como Inteligencia Superior o Espíritu Superior: haciendo desaparecer el volumen, el espacio, el peso (suspensión en el aire de las figuras), la variedad habitual de los movimientos, formas y colores. Es decir, "desmaterializando" la imagen tradicional del arte clásico. Se trata de sustraer del orden normal que rige el mundo sensible. Y de introducir "homogeneidad" donde reina la "mezcla" y el "desorden".


SE EXCLUYEN CASI totalmente los temas infernales y diabólicos, siguiendo la tradición griega y descartando la tendencia de latinos, semitas e iranios a la iconografía de los horrores. El arte bizantino es tan poco proclive a dar miedo como a hacer reír. Es serio, hostil a toda manifestación ruidosa y desordenada de pasiones o terrores.


LO INTELIGIBLE SE define como inmutabilidad, uniformidad, simplicidad, inmovilidad. Y esas ideas se trasladan al arte bizantino, cuyas imágenes son concisas, simples casi hasta la desnudez, de dibujo depurado, composición límpida, inmovilidad casi completa o en equilibrio reposado de movimientos lentos y rítmicos.


GRABAR HACE RETROCEDER hasta Plotino los orígenes de la estética bizantina, y también de la medieval: según Plotino, la razón de ser de la obra de arte no es el simple gozo de lo bello, ni la imitación de las apariencias de las cosas materiales, ni las enseñanzas morales que pueda conllevar, sino conocer el "Nous", lo Inteligible.


EL ARTE DE la Baja Antigüedad (no influido por Plotino, aunque comparte muchos criterios con sus teorías) abandona la buena tradición clásica y reúne todas las personas de un grupo en un único primer plano, y ejecuta con minucioso detalle hasta el último detalle de ropas, edificios, objetos... sustituyendo los colores difuminados de las cosas lejanas por los tonos locales, planos y uniformes, alcanzándose el "verdadero tamaño" y el "verdadero color". En efecto se prohíbe la representación de la "profundidad" y de "lo oscuro".


LA BELLEZA DEBE ser contemplada "con el ojo interior", "no con los ojos del cuerpo". La imagen contemplada con los ojos interiores cumple su suprema función, que es revelarnos un reflejo de lo Inteligible como visión intelectual. "Física espiritualista" frente a "física mecanicista" normal.


ADEMÁS DE LA perspectiva convencional, otros dos tipos curiosos de perspectiva: la "invertida" (el objeto representado, o una de sus partes, se agranda a medida que se aleja del espectador, por ejemplo la estatura de los personajes aumenta de los de abajo a los de arriba) y la "radiante" (los objetos representados se despliegan en todas las direcciones partiendo de un punto central).


EL ARTE CLÁSICO anterior a todo el periodo que estamos comentando, tenía como misión imitar las cosas y los seres del mundo sensible tal como son percibidos por la vista, poniendo el acento en las leyes de la armonía.


FRONTALIDAD DE LOS personajes, rasgo esencial, prestigioso y extremadamente frecuente, más por influencia (según Grabar) de las esculturas del estilo griego arcaico que de los estilos egipcio y sirio. Pero no puede negarse la influencia de la comunión directa, mística, del iniciado (Plotino se inició en los misterior isíacos-osiríacos), de manera que la contemplación que hace el fiel durante toda su vida quiere que le acompañe también en sus lugares funerarios.


NO PARECE SUFICIENTE quedarse con la idea de una "decadencia" del arte de la Baja Antigüedad para justificar el abandono de la tradición del arte griego y su sustitución por unas fórmulas más rudimentarias...


EN LA ÉPOCA del final de la Antigüedad pagana, la imagen de la Eternidad representa el retorno infinito del tiempo, y el Dios eterno es el señor que garantiza este movimiento sin fin y circular. Mitra, Fanes, Zeus, Aión... y los símbolos de la Eternidad como el Sol y la Luna reunidos, las cuatro estaciones, los doce meses, el Fénix. Toda esta iconografía, aunque pagana, es adoptada sin cambios notables por los primeros cristianos en las catacumbas y en los sarcófagos. Pero enseguida el cristianismo rechaza la noción de Eternidad "cíclica": el tiempo no vuelve sobre sus pasos, sino que avanza hacia un objetivo preciso de manera lineal. La Encarnación del Logos (el Hijo) sólo se produjo una vez, no volverá a producirse.


EN LAS VISIONES místicas, Dios asume a la vez la forma de un viejo (el Anciano de los días, que existe desde el principio y por eso es tan viejo y tiene el pelo blanco) y de un adolescente (que escapa a todo envejecimiento y tiene cabellos castaños). Junto al Pantócrator (tercera figura que se une a ellas), se emplazan en sitios muy concretos de las iglesias: el Pantócrator, en la cúpula; los otros dos, en la parte baja de la cúpula o en las bóvedas vecinas, donde los escritos dionisianos sitúan los símbolos de lo Inteligible.


SEGÚN CONSTANTINO PORFIROGENETA, las ceremonias de la corte se justifican como imagen de la euritmia ideal del gobierno del Imperio que, a su vez, es reflejo de la armonía ordenada y perfecta que reina en el Cosmos.


DICE FOTIOS QUE la religión ortodoxa tiene como rasgos la unidad perfecta, la simplicidad, la inmutabilidad, la armonía y la belleza, cualidades que se oponen a la diversidad, complejidad, desorden y fealdad del resto de religiones y de las herejías.


SEGÚN LOS DEFENSORES de los iconos, la energía divina está presente en la imagen, y por ello su contemplación es una forma de saludo y de comunión.


DIOS-HIJO ES LA perfecta imagen del Dios-Padre, existe una semejanza exacta, por lo que el principio de semejanza (de la repetición sin fin) queda aceptado en todos los órdenes, incluido el artístico.


EL HOMBRE MÍSTICO sólo puede adoptar la actitud de los ángeles, que consiste en glorificar constantemente a Dios mediante la oración y la adoración constante e inmóvil o bien mediante los oficios, por cuanto los oficios divinos imitan la liturgia incesante de los ángeles en el éter.


AL FINAL DE su ensayo, Grabar indica que, no obstante todo lo dicho, el arte bizantino, y el medieval occidental también aunque de otra manera y más tarde (y seguro que también el Renacimiento italiano), se inspiran directa y conscientemente en el arte verdaderamente clásico por su sobriedad, por su equilibrio, por la euritmia, por la grave distinción de los personajes llenos de reserva, por la eliminación casi completa de lo que no es figura humana, por la perfección de las formas clásicas...

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