jueves, 3 de marzo de 2011

PARADOJAS DE ZENON DE ELEA



Zenón de Elea (Ζήνων ο Ελεάτης), fue un filósofo griego nacido en Elea (¿490-430 a. C.?). Discípulo directo de Parménides de Elea. Mediante su método intentó demostrar que nuestros sentidos nos engañan y que el verdadero conocimiento se da solo utilizando la razón. Hizo uso de lo que él llamaba paradojas o aporías. Fue el primero en utilizar la demostración ad absurdum, que toma por hipótesis lo contrario de lo que considera como cierto. Estaban pensadas en base a los siguientes argumentos:

a) Contra la pluralidad como estructura de lo real.
b) Contra la validez del espacio.
c) Contra la realidad del movimiento.
d) Contra la realidad del discurrir del tiempo.

Dos de sus “aporías” más famosas son:

1 - Aquiles y la tortuga.

Aquiles corre diez veces más rápidamente que una tortuga. Se le da a ésta una ventaja de diez metros en una carrera. Se sigue, entonces, que Aquiles nunca puede alcanzar a la tortuga, pues mientras recorre los diez metros que lo separan de ella, la tortuga habrá avanzado un metro. Cuando Aquiles haya recorrido un metro más, la tortuga se habrá desplazado en una décima parte de un metro, y así sucesivamente. Pero, puesto que nuestros sentidos nos muestran claramente que un corredor veloz alcanza y pasa a un corredor lento, nuestros sentidos deben estar equivocados (o debe estarlo el razonamiento).

2 - La flecha

Hemos arrojado una flecha y, en estos momentos, se encuentra en el aire. Nos damos cuenta, no obstante, de que en cada instante la flecha ocupa una única posición que, además, equivale a la propia flecha. Es decir, en cada instante la flecha se halla en reposo con respecto al espacio que ocupa, ya que de otro modo no sería un instante de tiempo. Ahora bien, el lapso de tiempo que media entre el instante en que lanzo la flecha y éste al que me llevado estas reflexiones no es sino un conjunto de instantes de tiempo. Puesto que hemos dicho que en cada instante la flecha permanece en reposo, habremos de concluir que en el lapso formado por esos instantes la flecha permanece igualmente en reposo.

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