lunes, 5 de octubre de 2009

MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA





MARTE ES UNA de las divinidades romanas que se heleniza, perdiendo la personalidad propia. La epigrafía etrusca y de los pueblos del centro de la península itálica ha demostrado que Marte era el dios de la guerra desde antes del siglo VIII a.C., con diferentes nombres: “Marses”, “Marrucinos”, “Mamertinos”, en todos los casos nombres “en plural” que sugieren la posibilidad de que no fuera exactamente un dios sino un conjunto de demonios o espíritus de la guerra.

JANO ERA UNA de las deidades más antiguas de Roma, acaso un rey divinizado a quien consideraban “guardián de las puertas” y, por tanto, protector de murallas, casas (teniendo como atributos la vara del portero y la llave) y de todo lo que tenía principio y fin: el día, el mes, incluso el primer mes del año estaba consagrado a “Januarius”. Se le invocaba al principio de cualquier empresa, incluso cuando se copulaba.

LAS PUERTAS DEL Templo de Jano, en el foro romano, estuvieron cerradas muy pocas veces, por la belicosidad romana: en tiempos de Numa, tres veces en tiempos de Augusto, una vez en tiempos de Nerón, y en tiempos de Marco Aurelio, Cómodo y Gordiano III.

EL VULCANO ROMANO era, en origen, un dios del rayo y del sol. Era Vulcano el que lanzaba los rayos, al menos hasta V a.C. en que Júpiter obtiene el atributo. Incluso se piensa que pudo ser el mismo Sol.

VULCANO ERA, PARA los romanos, un dios nacional que conducía a la guerra. A partir del V y IV a.C., se va identificando con Mulciber, dios de los incendios. El culto a Vulcano tenía un colegio sacerdotal muy especial, los “Flamine”, cuyo nombre es parlante de su atributo fundamental, las “flamas” o llamas, siendo la fiesta más importante las “flamen Vacanalis” o las “Volcanalia” (27 de agosto).

MARTE, JUNTO A Jano y Vulcano, era el otro dios protector de la guerra en la Italia primitiva.

CATÓN AFIRMA QUE los pastores y ganaderos del Lacio invocaban a Marte bajo el nombre de Silvano, y añade que era el dios de la primavera, del caballo, del lobo (“lupus Martius”) y del pájaro carpintero (“picus Martius”). La transformación de Marte en Ares fue paralela a la que se produjo en la sociedad romana en el paso de la monarquía a la república, pues que los romanos en un principio era un pueblo de pastores que se transformó en un pueblo guerrero.

“MARS VIGILA” ERA la fórmula sacramental que, una vez declarada la guerra, el general al mando pronunciaba ante el santuario de Marte.

MARS MILITARIS, MARS propugnator, Mars Victor, Mars Invictus, extendía su protección a todo cuanto significaba “luchar”, incluyendo a los gladiadores. Augusto instituyó el culto a Mars “Ultor”, Marte Vengador contra los asesinos de César.

EN EL MARTE romano confluyen rasgos identificativos no sólo del Ares griego, sino también de Apolo, pues ambos dioses están asociados a la “expiación”, y ambos tienen un papel de liderazgo absoluto en las expediciones militares o coloniales.

EN LA ÉPOCA de los emperadores Julio-Claudios se introdujo en Roma el modelo iconográfico helenístico, desplazando al modelo romano primitivo, tanto el que mostraba a Ares barbado como el afeitado.

FUE MUY EXITOSA la iconografía del Marte “Gradivo”, como guerrero en actitud de marcha, armado con coraza, a la manera de una “imago toracatae”, con yelmo helenístico, imberbe y con sandalias militares o caligae, iconografía casi idéntica a la de los generales al mando. A partir del siglo II d.C., lleva lanza, escudo, espada envainada, rama de laurel, figura de la diosa Nike, trofeos o insignias militares, y el lobo, el perro y el buitre.

EN LA EDAD Media, se mantiene la identificación clásica de Ares con el planeta Marte. La medicina medieval le acabó convirtiendo en el patrono de los hombres de complexión colérica, guerreros, militares y caballeros. Se mantiene la iconografía romana, excepto en la diferente panoplia militar, a veces sobre un carro celeste cuando se le representa como dios-planeta.

EN LA ITALIA del siglo XV, se usaron las imágenes de las monedas romanas, estatuas imperiales y relieves de sarcófagos. En XV y XVI convivieron las imágenes de Ares vestido con panoplia medieval (armadura de placas) con las imágenes del dios vestido a la manera de un general romano, siempre como un joven militar, hermoso y seductor, y al servicio del neoplatonismo de aquellos siglos.

MASILIO FICINO, EN sus comentarios al “Banquete” de Platón, decía que “Marte destaca entre los planetas por su fuerza… pero Venus lo domina… cuando se encuentra en conjunción con Marte, se opone a él… y a menudo disminuye sus aspectos malignos… mientras que Marte no domina jamás a Venus.” “Amor vincit omnia”… Marte vencido en el lecho amoroso por Venus, tal y como lo pintó Boticelli.

SIN EMBARGO, EN el siglo XVII, la tendencia iconográfico dominante es la que muestra a Ares como “miles gloriosus”, como un fanfarrón que presume de heroicidades inexistentes, o como un “militar cansado” que se sienta en una piedra para descansar, según modelo derivado directamente del Ares Ludovisi (en la primera fotografía).

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