"Intellectum tibi dabo et instruam te in via hac, que gradieris: firmabo super te oculos meos." El Espíritu Santo, hablando por boca del profeta, nos entrega la inteligencia, el discernimiento, la agudeza de la reflexión que nos guiará a Dios. Esta vez el hombre no ha de robar, como robó el fuego a los dioses: esta vez recibe un don de su creador, ahora único Dios.
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